Refinanciar consiste en sustituir un préstamo existente por uno nuevo, normalmente con mejores condiciones. Puede implicar una tasa de interés más baja, pagos mensuales reducidos o un plazo distinto. En la práctica, cancelas tu préstamo actual con un nuevo préstamo, lo que puede generar ahorros a lo largo del tiempo.
La refinanciación permite renegociar las condiciones de tu deuda. Puede aplicarse a hipotecas, préstamos automotrices, estudiantiles o personales. Algunas razones frecuentes para refinanciar son:
Es fundamental considerar los costos asociados —gastos de cierre, comisiones, tasaciones— para confirmar que la refinanciación tiene sentido financiero para tu caso.
Supón que tienes una hipoteca de 200,000 dólares con una tasa del 5% y 25 años restantes. Si refinancias a una tasa del 3.5% con el mismo plazo, podrías reducir el pago mensual y ahorrar intereses.
Pago mensual original: Aproximadamente 1,170 $
Nuevo pago mensual: Aproximadamente 1,000 $
El ahorro mensual sería cercano a 170 $.
Imagina que debes 15,000 dólares en un préstamo al 7% con 4 años restantes. Si refinancias a una tasa del 4% con el mismo plazo, el pago mensual se reduce.
Pago mensual original: Aproximadamente 359 $
Nuevo pago mensual: Aproximadamente 339 $
Ahorras unos 20 $ al mes y 960 $ durante la vida del préstamo.
Refinanciar puede ser una herramienta valiosa si se usa correctamente. Evalúa tus metas, las condiciones actuales y los costos involucrados para decidir si es la mejor opción. Consultar a un asesor financiero puede darte orientación personalizada.